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Un lugar con mucha historia

TIERRA DE VACCEOS

Diodoro, siguiendo a Posidonio, señalo a los vacceos, como el más culto de los pueblos vecinos de los celtíberos. Este culto pueblo aparece mencionado por primera vez en la historia conocida de la mano del historiador griego Polibio quien, tomándolo de una fuente anterior, narra la incursión de Anibal por las tierras del interior peninsular, el verano del 220 a.C., y la toma de las ciudades vacceas de Helmantiké (Salamanca ) y Arboukále (Toro).

Procedencia

Su origen no está claro, ya que los primeros estudiosos de este pueblo pensaban que procedían de algún un pueblo celta proveniente del norte de Europa. Si bien los últimos hallazgos avalan la tesis de que realmente este pueblo procede de los grupos que habitaban la cuenca del Duero a comienzos de la Edad del Hierro. Esto plantea un interrogante, ¿qué  circunstancias se dieron en torno al siglo IV a.C. para el fuerte desarrollo y apogeo de esta cultura así como la aparición de sus capitales,  verdaderas ciudades Estado?

El hecho es que a pesar de la dureza del clima continental castellano, los vacceos lograron domeñar el territorio y adaptarse a los elementos construyendo legendarias ciudades-estado. Ciudades-estado que parece obtienen su poderío gracias al dominio del pueblo vacceo de la agricultura y la ganadería, bases de su economía, lo que les permitía generar excedentes suficientes para sostener su población y  comerciar con otros pueblos. Tanto es así que los propios romanos señalaron a la agricultura y ganadería vaccea (que se cree era del tipo comunal), como la más adelantada de los pobladores de la península.  Sin embargo el que fueran un pueblo básicamente agrícola , no quita que destacasen en otras artes, en la orfebrería y la metalurgia. Así mismo, aunque no parecen un pueblo guerrero con una economía de conquista, adoptaron una actitud guerrera frente a sus enemigos, como se desprende  de las crónicas romanas.  Por otro lado, nos han llegado muestran de su desarrollo social y de la calidad de vida que mantuvieron, de la que son muestras los sonajeros canicas y dados que han aparecido. En cuanto a sus creencias pensaban que existía una vida tras la muerte y daban un especial trato a sus muertos. Según, Claudio Eliano «Los vacceos ultrajan los cadáveres de los muertos por enfermedad, y que consideran que han muerto cobarde y afeminadamente, y los entregan al fuego; pero a los que han perdido la vida en la guerra, los consideran nobles, valientes y dotados de valor y, en consecuencia, los entregan a los buitres, porque creen que éstos son animales sagrado». Carlos Sanz Mínguez, responsable del Proyecto Pintia, de la Universidad de Valladolid, explicaba en un reportaje del Nathional Geografic , «que los vacceos crearon una clase guerrera aristocrática con una ética agonística o de combate muy marcada que influiría en sus ideas sociales. El buitre era concebido como un animal psicopompo que propiciaría la llegada al ámbito celeste, lugar de residencia de la divinidad, del guerrero muerto con el máximo honor: blandiendo su propia arma».

Agricultura

Uno de los rasgos más destacados de la organización socioeconómica de los vacceos era la existencia de una importante actividad agrícola cerealista (donde se cultivó fundamentalmente el trigo y la cebada), basada en un régimen de propiedad colectiva. Su producción era de tal magnitud, que numantinos y arévacos dependían de los vacceos para aprovisionarse del cereal. Y esta dependencia era tal, que Escipión Emiliano, cuando sitió Numancia entre 134 y 133 a. C. saqueó las cosechas de los vacceos para impedir de cualquier forma el provisionamiento de Numancia, pues eran los vacceos, quienes según Apiano, suministraban grano a los numantinos. Esta tradición cerealista ya proviene de la primera Edad del Hierro, por lo cual en época de la guerra numantina estaba muy arraigada en tierras vacceas. Esta actividad cerealista se testimonia en los poblados de la facies cultural de Soto de Medinilla. Pero no era la actividad agrícola cerealista la única actividad económica del pueblo vacceo, pues era un complemento de la actividad principal, la ganadera, como en el resto de las poblaciones de la Meseta norte, aunque en el caso vacceo, el complemento agrícola era de mayor importancia​ que en el resto de los pueblos vecinos.

Respecto al sistema colectivista agrario, Diodoro de Sicilia escribe lo siguiente: el más avanzado de entre los pueblos vecinos a éstos (los Celtíberos), es el conjunto de los llamados Vacceos: pues éstos, cada año, distribuyen la tierra arable a los labradores, y poniendo en común sus frutos, entregaban a cada uno su parte, y a los labradores que se apropiaban de alguna parte para ellos mismos, daban la muerte como castigo.

Este sistema agrícola hizo que la sociedad vaccea se viese libre del mal endémico del momento, el bandolerismo que alcanzó altas cotas entre sus vecinos, siendo los vacceos objeto preferido de razzias y correrías. Lo que nos pone de relieve la excepcionalidad del pueblo vacceo dentro del conjunto de los pueblos prerromanos de la meseta durante la edad del hierro.

Guerreros

En cuanto a armamento y vestimenta, Diodoro de Sicilia, por la descripción de Posidonio, nos cuenta lo siguiente: Muéstranse en la guerra no sólo buenos jinetes, sino también infantes excelentes por su empuje y su resistencia. Llevan capas negras y ásperas, de una lana parecida a la de las cabras salvajes. Algunos de los celtíberos se arman con escudos galos, otros, en cambio, llevan grandes escudos redondos del tamaño del aspis griego. En sus piernas y espinillas trenzan bandas de pelo, y cubren sus cabezas con cascos de bronce adornados con crestas de color escarlata. Usan también espadas de dos filos, forjadas con excelente hierro, y puñales de un palmo de longitud, de los cuales se sirven en los combates cuerpo a cuerpo. Y como combaten a pie y a caballo, cuando han vencido luchando a caballo se apean y, adoptando la formación de la infantería, dan combates singulares.

Algunas ciudades como Intercatia pasaron a la historia por su encarnizada resistencia ante el ataque de las legiones de Roma.

Intercatia

Intercatia,​ localidad de orígenes anteriores a la invasión romana, capital del pueblo de etnia céltica de los vacceos, junto con Cauca, Pallantia o Pintia, entre otras, pasó a la Historia por su encarnizada resistencia ante el ataque de las legiones de Roma.

Situación geográfica

Como consecuencia de las menciones hechas por geógrafos e historiadores clásicos tales como Ptolomeo, Estrabón, o Abraham Ortelius, que llegaron a proporcionar las coordenadas de su emplazamiento (41º50’ de latitud norte, y 10º15’ longitud este) muchos historiadores antiguos situaron a la ciudad vaccea de Intercatia en el solar cercano a la actual localidad de Villalpando (Zamora-España). Así lo afirma la Historia General de España de Antonio del Villar, Cesáreo Fernández Duro en Historia de Zamora y su Provincia o Luis Calvo Lozano en Historia de la Villa de Villalpando; también lo afirman obras enciclopédicas como el Diccionario Simón y Montaner, probablemente tomando como base los datos y afirmaciones aportadas por los anteriores autores.

Otros historiadores más modernos, desligados ya del peso de la autoridad que suponían las opiniones mencionadas, ubicaron Intercatia en las poblaciones de Aguilar de Campos (Valladolid), Tapioles-Cerecinos de Campos (Zamora), Montealegre de Campos (Valladolid) o, incluso, Fuentes de Nava (por los numerosos castros que rodean la población). Sin embargo últimamente toma más vigencia la hipótesis de que Intercatia se corresponda con Paredes de Nava (Palencia); hay que tener en cuenta que en la Paredes de Nava se encontró una Tesera de Hospitalidad entre la ciudad de Intercatia y la civitas palentina, y en ese sentido se pronuncian Federico Wattenberg y Hellmouth Hopfner, entre otros.

Historia

Intercatia irrumpe en la historia como consecuencia de la campaña del general romano Lucio Licinio Lúculo contra los vacceos en el año 151 a. C., campaña que vino dada como consecuencia de la decisión tomada por el Senado Romano de ampliar la influencia de Roma más allá de las recién conquistadas tierras ibéricas de la zona este peninsular. Después de la toma de Cauca y de pasar a cuchillo a la inmensa mayoría de sus habitantes tras un falso pacto, Lúculo se dirigió a la ciudad de Intercatia en la que, según el historiador romano Apiano, debieron de reunirse unos 20 000 hombres de a pie y unos 2000 jinetes, lo que nos da una muestra de la magnitud de esta ciudad prerromana, a pesar de las exageraciones a las que son tan aficionados los historiadores antiguos. La ciudad fue sitiada, según Wattemberg, por espacio de dos meses durante los cuales el ejército romano (unos 25 000 hombres) sufrió múltiples penalidades como consecuencia del agotamiento de las provisiones recogidas en Cauca, contraataques de la temible caballería vaccea y desmoralizadoras escaramuzas, como, por ejemplo, el episodio en el que tras romper la muralla de la ciudad el ejército romano penetra por la brecha pereciendo ahogados varios centenares de asaltantes que, desconocedores del terreno, caen en el interior de una laguna (Apiano textualmente habla de “una cisterna”, pero Wattemberg matiza esta afirmación). Como consecuencia de todas estas penalidades, Lúculo debió de darse cuenta de que no estaba preparado para mantener un asedio por más tiempo y pactó con los de Intercatia levantar el cerco a cambio de ganado, cincuenta rehenes y un número respetable de “sagos”. Los tiempos de independencia y libertad terminaron para Intercatia como consecuencia de la campaña de Publio Cornelio Escipión Emiliano, en el año 134 a. C. Si bien esta campaña no se dirigió de forma directa contra la misma, las consecuencias que trajo la caída de Numancia serían decisivas para su sometimiento. Efectivamente, la caída y destrucción de la ciudad arévaca de Numancia supuso el fin de la alianza económica y militar entre ambos pueblos (vacceos y arévacos) imposibilitando un futuro independiente frente al poderío militar de Roma. Ya dentro de la órbita del Imperio romano, Intercatia vuelve a ser citada en el Itinerario de Antonino, justamente en la ruta que va desde Asturica Augusta (Astorga) a Rauda-Clunia (Roa de Duero-Coruña del Conde), ruta que se alarga después a Caesaraugusta (Zaragoza). También es citada en el Mapamundi de Castorius o “Tabula Peutingeriana”, del siglo IV d. C.

Yacimiento

El yacimiento ha sido escasamente estudiado debido al escaso apoyo de instituciones públicas o privadas. Pero en el verano de 2015 se han encontrado restos de un muro y varias casas en Paredes de Nava (Palencia), con la ayuda de varios investigadores y voluntarios.

 

La Casa de la Cruz

Es uno de los edificios  más emblemáticos  de la localidad de Fuentes de Nava, tanto por su valor histórico y arquitectónico como por ser el espacio que acoge algunos de los eventos sociales y culturales más importantes del municipio.
PAREDES DE NAVA

Intercatia

En Paredes de Nava, en el pago conocido como "La Ciudad", se descubre en superficie un yacimiento arqueológico muy extenso y que desde finales del siglo XIX ha proporcionado un elevado número de restos interesantes que llevaron a D. Gratiniano Nieto a realizar excavaciones arqueológicas a mediados del siglo XX.