Desde el Consorcio Tierras del Renacimiento creemos que uno de los activos más importantes que tenemos son nuestros habitantes y todo el conjunto de saberes, oficios, tradiciones y referentes culturales que forman nuestra entidad como territorio y que nos diferencian de otros puntos del planeta.
Los cuatro pueblos conservan una gran riqueza en cuanto a Patrimonio Cultural inmaterial; este tesoro incuantificable es el orgullo de nuestros vecinos y un placer conocerlo y disfrutarlo para turistas y viajeros. Es tan amplio y variado este patrimonio que nace en el origen de las poblaciones y que va creciendo con ellas, que nos sorprende con nexos comunes o de unión en los cuatro pueblos pero a la vez con singularidades muy significativas en cada localidad.
Para poder acercarles desde la mejor perspectiva al conocimiento y disfrute de este valioso recurso hemos pedido la colaboración de un experto en Folklore y tradiciones, el etnógrafo Carlos Porro; gran conocedor e investigador del Patrimonio Cultural Inmaterial nacional y de nuestro territorio en particular.
Seguramente sorprenda si decimos que cuando se estaban edificando la mayor parte de los edificios histórico-artísticos de esta Ruta de Tierras del Renacimiento, ya sonaban las tonadas, los romances, las canciones y los paloteos que hoy, muchos siglos después, siguen adornando la liturgia y enriqueciendo el patrimonio de esta comarca terracampina. Todo ello a pesar de ser muchas las manifestaciones de crisis por las que atraviesa buena parte de nuestro mundo rural, y claras como pocas las que afectan a la población, su memoria y su patrimonio: la arquitectura tradicional, la artesanía, los bailes, las costumbres, la indumentaria antigua, las canciones y romances, el conocimiento del medio y del entorno, de la naturaleza … Cuando un pueblo desaparece o se rompe su entramado social, su producción material artística se extingue, se empobrece o se expolia y el patrimonio oral o gestual se transforma, pierde la fuerza y el sentido gregario que tenía, necesitando mucho tiempo para amoldarse y adaptarse a la nueva situación. En tal tesitura se haya uno de los elementos emblemáticos de nuestro acervo tradicional que ahora presentamos.
El estanco desarrollo económico y social actual se advierte en una inestabilidad en los valores naturales y en las costumbres arcaicas, las cuales vemos desaparecer rápidamente, empobreciéndose, perdiendo en esa transformación muchos de los elementos presentes en el pueblo desde hace cientos y cientos de años pues no son raros los testimonios de las canciones, bailes, trajes populares o las danzas procesionales, “toqueados” de palos y danzas desde hace quinientos años en toda España. En la danza procesional y de paloteo se condensan testimonios literarios y músicas documentados desde el siglo XV (como se ha estudiado y desarrollado perfectamente a partir de la consulta en los Cancioneros de Palacio, romanceros del XVII, tonadillas y obras escénicas del siglo de Oro, escritos literarios del XVIII y del XIX, etc) demostrando que es una danza viva, que sigue, como en tiempos pasados, actualizando sus contenidos y manteniendo los antiguos en una evolución constante, propia de una danza vigente y que de manera natural está asentada en las villas.
En medio de tonalidades y ritmos antañones aparece una indumentaria con detalles medievales, barrocos y renacentistas y una instrumentación propia. Las danzas procesionales que en esta comarca constituyen el patrimonio inmaterial vivo más destacado, elemento patrimonial de primera magnitud y que se conservan asociadas a un complejo ritual religioso y civil en el que aparecen multitud de elementos patrimoniales: cruces votivas y procesionales, estandartes bellamente recamados en oro y bordados en sedas, pendones y banderas asimismo de seda, toques de campanas y melodías propias, antiguas tallas de escultura propiedad en muchos caso de una cofradía y adornadas con elementos de la joyería tradicional, y con ella, los libros de cofradías, bellamente decorados en ocasiones…
La danza y el paloteo es el elemento cultural y humano más importante del pueblo e integrador asimismo de su entramado poblacional, pues aglutina y sirve de nexo de unión clara del vecindario local así como de la población emigrada que regresa con frecuencia para disfrutar la fiesta o turistas que se acercan hasta aquí para ver la tradición. Por ello se ha puesto siempre especial cuidado en su desarrollo, evitando la pérdida de elementos antiguos y originales, ayudando desde las instituciones en su momento si hubiera alguna pequeña necesidad y velando por el desarrollo ordenado y de calidad de todos y cuanto elementos conforman el rito: la indumentaria, la música, el protocolo, la fiesta, hasta se estudia el motivo y detalles de la cartelería o el anuncio de la celebración que gira entorno de estas danzas. Por ello en los últimos tiempos se han seguido incorporando estudios y realizando trabajos en pro de la conservación, dinamización y cuidado de la fiesta en todos estos pueblos. Entre ellos destacamos la creación de las aulas-museo del paloteo de Cisneros y de Fuentes de Nava, las dos localidades que siempre contaron con cuadrilla de danzantes desde al menos el siglo XVI. Asimismo se han editado diferentes artículos, reportajes fotográficos especializados, videos documentales y muy especialmente unas colecciones discográficas en el Archivo de la Tradición Oral de Palencia que recogen en numerosos discos todo el desarrollo musical e histórico de estas tradiciones.
Pero junto a ellas hay muchos más elementos del patrimonio humano que ha subsistido en la memoria y en la práctica de los vecinos: bailes de tradición en cada una de las localidades, el cancionero popular que se presenta amplio en los tipos y géneros, el ritual de las cofradías, la indumentaria tradicional y hasta los últimos resquicios del teatro medieval subsiste en los llamados autos navideños como veremos en esta ruta.