Una de las más impresionantes, majestuosas e impactantes llanuras de toda la Comunidad Autónoma, por su aparente infinitud, son las que conforman la milenaria e histórica comarca de Tierra de Campos, denominada así ya desde el siglo XIII, una vez que abandonó la más antigua de Campos Góticos. La Tierra de Campos es una de las comarcas naturales, con mayor singularidad y personalidad propia, debido sin duda, entre otras causas, a la clara delimitación geográfica y a la homogeneidad de sus caracteres, otorgando de esta forma al territorio una cierta unidad geográfica.
La Tierra de Campos, ocupando una posición central en la Cuenca al norte del río Duero, se extiende como una suerte de rectángulo inclinado en sentido noreste-suroeste por aproximadamente 5.000 Km2 de las provincias de, sobre todo, Palencia y Valladolid y en menor medida de Zamora y León. El sector palentino, con más de 2.000 Km2, ocupa la mayor parte de esta comarca. La Tierra de Campos en Palencia, situada en la mitad meridional de la provincia, está limitada al norte por las terrazas fluviales de la Valdavia-Cueza, Ojeda- Boedo y la Ribera de Saldaña, al sur por los páramos calcáreos pontienses del Cerrato, al oeste por la Tierra de Campos vallisoletana y al este por el límite natural de toda la comarca, el río Pisuerga, lindando ya con la provincia burgalesa.
Desde el punto de vista geomorfológico se corresponde con lo que se denomina unidad morfoestructural de campos o campiñas arcillosas, que con una altitud de aproximadamente 750-800 msnm, se sitúan entre 100 y 150 m por debajo de los páramos que la limitan al norte y al sur. La comarca está conformada por materiales arcilloarenosos de color pardoamarillento de época vindoboniense (10-15 millones de años) y sus suelos de textura fina son pobres en humus y en materia orgánica, además de poco permeables a la humedad, favoreciendo así la existencia de lagunas esteparias como la Nava o Boada. Son en definitiva, y de una forma sencilla que el ojo percibe con presteza, los extensos campos suavemente ondulados que Justo González Garrido reflejaba con hondo sentido lírico como “la llanura que se extiende tersa y uniforme en un amplio paisaje de severa y desnuda belleza”. Y en efecto, la desnudez casi absoluta, que en este caso no produce vergüenza sino asombro y serenidad, es el otro rasgo del paisaje que caracteriza a esta comarca. Se asegura en este sentido que originariamente estas vastas llanuras debieron de estar ocupadas por extensos bosques mediterráneos de encina (Quercus ilex) y quejigo (Quercus faginea). Sin embargo se menciona también que en época de Escipión, hace 2.000 años, estas masas forestales ya debían estar muy reducidas y la Tierra de Campos producía por entonces grandes cantidades de trigo y cebada. En la actualidad, lo que se observa es que la mayor parte de la comarca está formada por campos de cultivo de cereal, con algo de regadío, pero sin casi elementos arbóreos. La deforestación es lo dominante y únicamente restan pequeños retazos de aquello que debió ser antaño, en algunos municipios que ocupan una situación septentrional, como Villanueva del Rebollar, Paredes de Nava o Perales, por citar los ejemplos más singulares. Estamos ante el granero de España, que se dijo, y así debe haber sido desde época inmemorial.
Se puede decir que en la Tierra de Campos, también en la palentina, existen tres tipos de ecosistemas y hábitats principales: las llanuras esteparias cerealistas, los humedales, también de carácter también estepario y los bosques de ribera. Cada uno de ellos están habitados por unas especies singulares, específicas y perfectamente adaptadas a las condiciones del ambiente que ocupan. Y aquí radica y se asienta el verdadero valor de esta comarca aparentemente desolada, ya que dos de los tres, las estepas y los humedales, con sus animales y plantas, se encuentran entre los hábitats más amenazados y por tanto más valorados de todo el planeta.
Es en las lagunas donde existe una mayor concentración de especies y número de animales; en la parte palentina de la Comarca surgen como salidos de la nada dos humedales de funcionamiento estepario, que deben su existencia a la intervención humana: la laguna de La Nava y la de Boada de Campos, dos auténticos vergeles en el interior de la “estepa”.
Sin embargo, en la parte palentina de la comarca aparecen y se han formado otro tipo de lagunas. Nos referimos a las asociadas al Canal de Castilla, que aunque de menor tamaño que las anteriores, conforman un espacio de enorme importancia como corredor ecológico y red de pequeños pero valiosos humedales. Son las Zonas Húmedas Catalogadas del Canal, lagunas que mantienen comunidades de aves y plantas muy características y que, esto es lo más importante, han recibido también el reconocimiento internacional al formar parte de la red europea Natura 2000.
Otro hábitat que se presenta en la comarca, aunque ocupando una parte pequeña del territorio, son los bosques de ribera o ripisilva que denominan los botánicos, formaciones vegetales complejas asociadas a cursos de agua como ríos, arroyos y canales importantes. Estas asociaciones de plantas, que surgen independientemente de las precipitaciones de la zona aprovechando la humedad edáfica que aporta el agua del río, constituyen un hábitat específico y netamente diferenciado, en este caso de su entorno cerealista. En la parte palentina de la Comarca las podemos encontrar en algunos tramos de los ríos Carrión y Pisuerga y, de nuevo, en las márgenes del Canal de Castilla, infraestructura que también posee importantes y valiosos tramos de vegetación riparia.
Y este entramado de campos de cereal con algo de regadío, lagunas grandes o más reducidas y riberas sobresalientes, conforma una realidad geográfica, natural y biológica que ha merecido la atención y la valoración de la sociedad actual y de las administraciones, en forma de inclusión de una gran parte del territorio terracampino en las redes autonómicas, nacionales y europeas de Espacios Naturales Protegidos.
Fuente: Gómez Crespo, E. 2008. Tierra de Campos. Llanuras cerealistas y humedales ARADUEY CAMPOS. Villada (Palencia). Texto disponible disponible en aradueycampos.org