Las Tierras del Renacimiento viven impregnadas de la figura del gran religioso Francisco Jiménez de Cisneros; su nombre de pila original fue Gonzalo, pero lo cambió cuando ingresó en la orden de los franciscanos, conocido como el cardenal Cisneros, que fue regente del Reino en dos ocasiones, la última cuando España se preparaba para recibir al emperador Carlos V. Precisamente, hace quinientos años, el 8 de noviembre de 1517, falleció en Roa (Burgos) cuando viajaba a Valladolid a buscar al nuevo rey recién llegado de Flandes. El cardenal Cisneros lo fue todo en la política y la religión en la España de los siglos XV y XVI.
El cardenal Cisneros nació, no obstante, en Torrelaguna (Madrid) en 1436, porque de allí era su madre, aunque hay quien defiende que pudo nacer en la misma villa palentina, pero la falta de documentos impide precisar este dato. En el pueblo no descartan esta posibilidad. La Fundación Cardenal Cisneros apunta a la aparición de un documento en la casa de los Bravo de Acuña, emparentados con los Cisneros, que habla de la villa de Cisneros, «donde el reverendísimo Cardenal Francisco de Cisneros fue natural», una expresión, natural, que puede indicar el nacimiento del religioso en esta población terracampina. Además, se cree que los primeros latines los aprendió en la villa, gracias a un tío suyo.
En la plaza de España de la villa podemos encontrar la estatua dedicada al cardenal, obra de Lorenzo Duque, que se instaló en el año 2000. Frente a ella, la Casa Consistorial, ubicada en un sobrio edificio de ladrillo del siglo XVI en cuya fachada se pueden observar el antiguo escudo local, el imperial de Carlos V y el de la familia Cisneros.
Este rincón se complementa desde 1986 con el museo de arte sacro, de carácter provincial, ubicado de la iglesia de San Pedro, otro edificio del siglo XVI cuyo retablo mayor es un magnífico conjunto del escultor Francisco Giralte. Las huellas de cardenal son palpables. En esta iglesia se conservan los sepulcros de su abuelo paterno, Toribio Jiménez, del siglo XVI, de su tío Albar, una obra gótica del siglo XIII, y el de otro pariente, Gonzalo Ximenez de Cisneros: El buen caballero, otra pieza gótica de una gran riqueza artística.
En este museo se encuentra ahora el marco del cuadro de un retrato del cardenal, ahora en proceso de restauración, y una copia de carta bulada de Alejandro VI que otorgó a Francisco Jiménez la autorización para fundar la Universidad de Alcalá. Las huellas del cardenal están repartidas por todo el municipio, con manifestaciones que se pueden contemplar y otras que no se conservan. En este sentido, Aldea recuerda, por ejemplo, que el cardenal creó en esta localidad el primer pósito que existió en España con una donación de mil fanegas de trigo.
De camino a la iglesia de San Facundo y San Primitivo, se puede ver la casa de los Bravo de Acuña, en la que se piensa que pudo vivir de pequeño el cardenal, aunque no hay documentos que lo avalen, y el antiguo convento dominico de Santa Catalina hoy, como el anterior, de propiedad privada, al que se encargaron unas misas tras el fallecimiento del cardenal.
La iglesia de San Facundo y San Primitivo posee unos extraordinarios y magníficos artesonados, que fueron sufragados por los Cisneros, por lo que algunos tramos guardan un gran parecido con los de la Universidad de Alcalá de Henares, que fundó el cardenal. Este artesonado es la joya de la localidad, sobre todo desde que recuperara su esplendor tras la restauración que llevó a cabo la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.
Pero además de los artesonados, la iglesia de San Facundo y San Primitivo acoge en el presbiterio, en el lado del Evangelio y sobre el pavimento, el sepulcro de un primo del cardenal, Antonio Rodríguez de Cisneros, que ocupó un lugar destacado, ya que fue su secretario particular, según insiste Maruja Hontiyuelo, la mujer que enseña la iglesia a las visitas. Se da la casualidad de que Antonio Rodríguez falleció apenas tres días después de su jefe, el 11 de noviembre de 1517 y también en la misma localidad burgalesa de Roa. Mientras que el cardenal fue enterrado en Alcalá de Henares, su secretario descansa en Cisneros.
La riqueza de las dos iglesias actuales se justifica por el apoyo de los Cisneros, pero hubo antecedentes con otros dos templos. El linaje comenzó apadrinando uno ya desaparecido, San Lorenzo, que fue descacralizado a principios del siglo XX y cuyas obras de arte se conservan ahora en el museo de San Pedro, así como la ermita de la Virgen de Villafilar, a las afueras del municipio, que ahora está dedicada al Cristo del Amparo. En esta ermita se encontraba el sepulcro de Gonzalo Jiménez de Cisneros, ahora en el museo. El linaje de los Cisneros continúa en la actualidad vinculada al municipio palentino con el célebre magnate venezolano Gustavo Cisneros, que ha promovido desde su fundación la difusión de la localidad terracampina a través de dos publicaciones, La villa de Cisneros de Campos, de Álvaro A. García Castro (2007) y La saga atlántica de los Ximénes de Cisneros. De la villa de Cisneros de Campos al nuevo mundo, de José Ángel Rodríguez (2011).