De la iglesia de San Martín, solo se mantiene en pie su torre mudéjar del siglo XIV. A la iglesia de Santa María se la fecha entre los siglos XV y XVI, aunque conserva en el muro norte algunos capiteles tardorrománicos. Consta de dos naves separadas por grandes pilares, y en su interior se alberga un importante Museo de Arte Sacro, en el cual puede admirarse una rica colección de tablas de Pedro Berruguete, un tríptico de Juan de Flandes y varias esculturas de Alejo de Vahía (que fuera vecino hidalgo de Becerril, y donde tenía montado taller en el año 1505), a ello se unen obras de Juan de Juni, y un tríptico de Jan Van Dornicke, así como obras de arte de orfebrería, ornamentos litúrgicos, cálices, cruces, copones y un interesante artesonado en el sotocoro. En su fachada sur, la iglesia conserva un gran pórtico, el cual acoge bajo su techumbre un bello artesonado estrellado, en el más puro estilo mudéjar terracampino.
Completando todo este patrimonio sacro ya descrito, en el Museo Diocesano de Palencia, puede actualmente contemplarse una excelente colección de pinturas sobre tabla de Pedro Berruguete (s.XV), entre las que destacan “los desposorios de la Virgen, el Rey Esdras y la Crucifixión del Señor”; muchas de las cuales formaron parte del retablo mayor de la iglesia becerrileña de San Martín.
También pegado a la puerta medieval de Santa María, podemos ver el antiguo matadero mudéjar, hoy convertido en sala de exposiciones, y a las afueras del pueblo el bello y curioso Humilladero, de dos cuerpos, que alberga en el primero de ellos un aljibe que abastece a la fuente próxima, y en el superior el propio crucero cubierto con techumbre a cuatro aguas y sustentado por columnas (s.XVIII). Además Becerril tuvo varias ermitas y cofradías, pero todavía goza de gran devoción, la ermita del Santo Cristo de San Felices con imagen homónima gótica (s.XIII), situada en descampado a poco más de tres kilómetros.
También, y hasta fechas recientes, sobrevivía en ruinas la ermita de los Nazarenos, próxima a la plaza y ya desaparecida, teniéndose noticias de otras más: San Pelayo, San Blas, y San Juan que la tradición asegura que era visigoda, aunque posiblemente se confunda con la homónima de San Juan de Baños, como así ocurre en viejos grabados del siglo pasado. La villa en el siglo XVI, contó con afamados orfebres, bordadores, ensambladores, escultores y rejeros. En el año 1779 nacía en Becerril de Campos, el escritor y socio de la Academia de la Historia y Geografía, Sebastián de Miñano. En el siglo XIX, fue famosa “la puchera de Becerril”, que así mismo mentara el escritor y jesuita Padre Coloma, y que no era otra cosa que una “mistura” que preparaba un buen boticario del pueblo, entre cuyos ingredientes incluía polvos de quinina y miel, y que fue un afamado remedio contra las fiebres palúdicas.